Cuando hablamos de la pérdida de cabello, tanto en hombres como en mujeres, hay una hormona que ocupa un rol fundamental: la dihidrotestosterona (DHT). La DHT es un derivado biológicamente activo de la testosterona, la principal hormona sexual masculina. Si bien es cierto que los hombres presentan una mayor proporción de testosterona en su cuerpo, las mujeres también la producen y el exceso de DHT puede afectar el crecimiento del cabello y generar su caída.
Cerca del 5% de la testosterona que circula en nuestro cuerpo se transforma en DHT. Aunque se trata de una transformación natural, cuando se presenta alopecia androgénica, entre otras condiciones, puede ser beneficioso bloquearla. La alopecia androgénica es una de las principales causas de la pérdida de cabello y está vinculada con la acción de la DHT y una predisposición genética.
Cuando la DHT se produce en exceso y/o los folículos pilosos son genéticamente más sensibles a ella, su funcionalidad se ve alterada en forma negativa. Esto puede llevar a la miniaturización de los folículos pilosos, un proceso que reduce progresivamente la calidad, grosor y velocidad de crecimiento del pelo, dando como resultado un cabello más fino y débil.
Cómo disminuir los niveles de DHT
Cuando se trata de reducir la caída capilar, fortalecer el crecimiento del cabello y engrosarlo, una opción son los inhibidores de la DHT. Estos compuestos pueden reducir la producción de la hormona que debilita los folículos capilares y provoca la caída del pelo.
Los inhibidores de la DHT forman parte de algunos medicamentos, pero también es posible encontrarlos en sustancias naturales o suplementos que los incorporan dentro de su fórmula. En ese sentido, el aceite de semillas de calabaza, también llamado “Cucurbita”, puede ser un aliado fundamental ya que no solo contribuye a aumentar la densidad capilar y retrasar la caída del cabello, sino que protege los folículos pilosos al inhibir la producción de DHT gracias a sus propiedades específicas.
A su vez, otros nutrientes como el hierro y las vitaminas del complejo B pueden resultar beneficiosos para el cabello. Mientras que el hierro resulta indispensable para transportar oxígeno a las raíces del pelo, la biotina (vitamina B8) ayuda a mejorar su crecimiento y a fortalecerlo.
Con respecto a las vitaminas B5 y B6, que facilitan la utilización de hidratos de carbono, proteínas y lípidos, son claves para un cabello sano ya que permiten una adecuada absorción del zinc y de la L-Cistina.
Nuestro pelo, al igual que nuestro cuerpo, pasa por diferentes etapas y cambios a lo largo de la vida. Factores como la alimentación, el cuidado diario y los cambios hormonales pueden influir en su aspecto. Comprender estos procesos te permitirá tomar medidas para prevenir la caída y revitalizar tu cabello porque el cuidado no solo es un acto de belleza sino también de responsabilidad personal.
